La 25 Diada de Vela Latina arrancó en el Club Nàutic de Cala Gamba con el concurso de una flota formada por 54 embarcaciones de vela latina y remo, lo que pone de manifiesto el creciente interés por la conservación y la difusión del patrimonio marítimo balear.
Los llaüts y botes participantes en el evento abarcan la historia de la navegación tradicional en Baleares desde finales del siglo XIX, época a la que pertenece el Callao (1893), el bote más antiguo de la flota, hasta principios del XXI, periodo representado por las Dragoneras construidas por la Escola de Mestres d’Aixa del Consell de Mallorca en 2002.
Las embarcaciones navegaron divididas en distintas clases: por un lado, los botes de Regata, las Dragoneras y los Llaüts Clásicos, y por otro la clase Oberta y los botes de remo, que participan en el encuentro a modo de exhibición. Este año se han sumado a la flota mallorquina dos embarcaciones foráneas, una procedente de Canarias (Las Palmas de Gran Canaria), otra de Cadaqués (Sant Isidre) y una tercera de Ibiza (Javi).
Las tres clases competitivas realizaron dos mangas de 2,5 millas, mientras que el resto de las embarcaciones completaron una travesía costera de ida y vuelta entre la playa urbana de Ciudad Jardín y el Portitxol, de unas seis millas náuticas
La meteorología estuvo a la altura de la ocasión y la Bahía de Palma ofreció su mejor versión, con cielo despejado, mar plano y un viento térmico de componente sur de entre 8 y 12 nudos. Bajo estas condiciones, ideales para la vela latina, el Comité de Regatas dio las salidas a las horas previstas. “Está saliendo todo perfecto”, aseguraba Joan Marc Rigo, director del CNCG, mientras contemplaba las evoluciones de la flota desde la azotea del edificio social del club.
Ventolina (1942), de Jaume Duran, y Tinita (1945), de Pere Reus y Toni Estades, volvieron a escenificar su histórica y sana rivalidad en la clase Regata, donde se han venido repartiendo los triunfos en los últimos años de la Diada de Vela Latina de Mallorca. Sin embargo, la irrupción del bote Las Palmas de Gran Canaria, patroneado por Néstor González, amenaza con romper esa vieja dinámica. El velero canario se colocó al frente de la general con un tercero en la primera regata y un primero en la segunda, tras hacer valer su mayor eslora y ángulo de ceñida (es el único barco de la flota que, pese a su aparejo latino, no tiene bordo malo, gracias a una técnica que les permite cambiar la antena de banda). El Tinita se mantiene en la lucha por el triunfo, empatado a cuatro puntos con el líder. El Ventolina, con seis puntos, también conserva opciones a falta de la jornada de mañana, en que se realizará una única regata costera para todas las clases.
La emoción se mantendrá también hasta el final en la categoría de Llaüts Clàssics, donde los dos participantes, Annika (1943) y Savanna (1970), se encuentran empatados a tres puntos tras adjudicarse una manga cada uno. Idéntica situación se da en la clase Dragonera, con las embarcaciones Mitjana, de Paula Amengual, y Malgrat, de Bernardí Matas, compartiendo liderato con una victoria y una segunda plaza parcial cada una. El barco más rápido de la clase Oberta fue el Río de la Plata (1958), de Pedro Pizá, seguido del Finet (1989), de Joan Bonet, y el Neofit (1991), propiedad del Consell de Mallorca.
Al término de la jornada, los participantes disfrutaron en las instalaciones del club de un almuerzo de tumbet, plato tradicional de la cocina mallorquina. La Diada de Vela Latina cuenta con el patrocinio de Fan Mallorca Shopping y La Herramienta Balear.