César Solís gana el Descenso del Sella en Asturias

El deportista del Club de Mar venció en la categoría Surfski en la tradicional prueba en la que participan más de un millar de palistas.

El palista del Club de Mar Mallorca César Solís consiguió este sábado la victoria en la categoría de Surfski en el Descenso del Sella en Asturias, una de las pruebas insiginia y más tradicionales del piragüismo en España. Más de mil palistas de 18 países se agolparon como cada año en una única salida en el estrecho cauce del río para conseguir superar el reto de completar el recorrido de 20 kilómetros y aspirar a conseguir una buena posición.

No resultó fácil para César Solís que partía desde la posición 565, agrupado con los 33 participantes de la categoría de Surfski, un kayak de mar con el timón retráctil para no romperse al tocar el fondo, algo habitual en el curso del río que este año en especial llevaba poca agua. “La salida fue una locura, ya es un éxito conseguir que no te rompan en ese momento, los tres primeros kilómetros es un ‘sálvese quien pueda’” explica el deportista, asturiano de origen, y con dilatada experiencia en esta prueba.

“En la primera curva, ya me tiraron al agua. En ese momento lo importante es estar atento para que no venga de proa otra piragua porque te puede dejar KO dentro del río, pero conseguí subirme rápidamente al kayak otra vez”, detalla César Solís.

Otro punto complicado es el primer rápido con unas setecientas embarcaciones agolpándose para sobrepasar un estrecho paso de unos cuatro metros de anchura. “En ese momento decidí portear, salir con mi embarcación del agua y llevarla corriendo para entrar de nuevo al río unos metros hacia adelante”, comenta el palista. El porteo de la embarcación fuera del agua es una maniobra aceptada en el Descenso del Sella en casos como éste.

Durante todo el recorrido sortear al resto de embarcaciones es una de las mayores dificultades del Descenso del Sella y es habitual pasar por encima de otras piraguas… y otros deportistas, según recuerda César Solís: “A la altura de Llodio tuve incluso que parar porque había una chica en el agua delante de mí”. La prueba requiere una máxima exigencia técnica pero también física pues Solís no baja de las 180 pulsaciones por minuto en ningún momento pero asume que “para triunfar en una prueba con tanta competencia hay que ir a morir”.

Sin embargo, el deportista del Club de Mar fue capaz de controlar durante todo el recorrido a los rivales en su categoría: “En el kilómetro 3 era tercero y en el 5 ya era segundo, a partir de ahí fui marcando al primero, un portugués, hasta que, más o menos a media carrera, le sobrepasé y ya me mantuve en cabeza hasta el final”, explica César Solís, que finalmente pudo celebrar su gran victoria al cruzar la meta.